11 de noviembre de 2014

Hermanas




Hoy os cuento una de historias felices, ¡que estoy cansada  de tanto drama!

Es lunes y hoy recojo a las dos niñas. Llego al cole como siempre, un par de minutos antes de que abran la puerta. Charlo mínimamente con los padres que se congregan en la puerta y coincido con la madre de un compañero de clase "la peque". Comentarios banales sobre el día, los uniformes y esas cosas.


Madre1: Ahh, casi me olvido de comentártelo otra vez,  si quieres te doy la ropa que se le ha quedado pequeña a mi hija Carmen para tu chiquitina, aunque supongo que ya tendrás muchas cosas de "la peque".

Yo: Pues, mil gracias. La verdad es que me vendría muy bien y te lo agradezco mucho. De la peque pues…no tengo nada, porque la ropa del uniforme la gestiona su madre.

Madre1: … Pues no te preocupes, que yo te lo doy lo que tengo, sobre todo chaquetas y camisas, las faldas las destroza.

Madre2 (otra madre cuya hija también va a la clase de "la peque" y se acaba de unir a la conversación): Oye yo también tengo un montón de cosas de Rocío, hija, es que es una pena tirarlas.

Yo: Muchas gracias de verdad, nosotros encantados.

(¡Me siento genial! que te regalen ropa del cole es siempre un alivio porque con estas edades se manchan mucho y además hace falta traer mudas por si hay "accidentes". Pero sobre todo estoy feliz porque han sido ellas las que se han acercado a mí y me lo han ofrecido. La madre de "la peque" no nos ha dejado ni unos calcetines y eso que el uniforme lo paga el padre. Bueno, no me quemo con la parte mala de la historia. ¡Qué majas han sido! ¡Al final la gente va viendo que soy una tipa normal!)

Abren la puerta del cole. Voy primero a recoger a "la peque", porque los mayores están el patio y a "la chiquitina" tengo que recogerla en la puerta de la clase. Me ve llegar y sale de la fila como un cohete, me da un beso y entusiasmada me cuenta:


"La peque": ¡¡No sabes lo que ha pasado hoy!!!

Yo: ¿El qué?,  ¿el qué? ¡¡Cuéntame!! (le digo impaciente sumándome a su entusiasmo)

"La peque": Hoy hemos tenido la asamblea general con los niños de las otras clases, también los pequeños, y han dado "la estrella del mes" (aclaración: "la estrella del mes" es un pequeño diploma que ofrecen a los "mejores" alumnos del mes en cada clase)

Yo: Y no me digas más, ¡¡ te lo han dado a tí!! (le digo abrazándola)

"La peque": No, no, a mí no, a mi hermana!!!!!!!!!!!!! (me dice gritando de alegría). Y cuando la Seño Jiménez ha dicho "y de infantil la estrella del mes es para …" y han dicho su nombre yo he empezado a aplaudir muy fuerte y mis amigas también y toda mi clase me decía es tu hermana, es tu hermana, y claro pues yo estaban super contenta y orgullosa.

Yo: (silencio, lágrimas  -esta vez  de felicidad- a punto de salirme por todos los poros, más abrazos).

"La peque": Luego todo el mundo me decía que mona es tu hermana….y un niño de otro curso va y me dice pues no es mona es fea! Y yo le contesto, pero  ¿qué dices? ¡qué es mi hermana y no es fea!

Yo: Bueno, por eso no te preocupes, no tiene importancia. Estoy muy muy feliz porque "la chiquitina" haya conseguido "la estrella del mes", pero sobre todo porque veo que tú has sabido compartir su felicidad y su éxito.


Llegamos a la clase de mi "chiquitina" y allí sale ella toda orgullosa con su cartulina y su estrella. 

Vamos hacia el coche y las dos caminan unos pasos por delante de mí, mirando el diploma, riendo juntas.  Yo he engordado 20 kilos en los últimos 15 minutos, me siento orgullosa de mi chiquitina por haberse adaptado tan bien al cole nuevo y tener su primer diploma con su nombre en letras mayúsculas. Me siento orgullosa de "la peque" por tener un corazón grande y alegrarse de verdad por el logro de su hermana, por contármelo con entusiasmo y hacer que este pequeño papel tenga tanto valor simbólico. Me siento orgullosa por nosotros, que estamos  construyendo una familia, y algo bien debemos estar haciendo para que estas niñas se sientan HERMANAS, sin más adjetivos.

Ni  que decir tiene que, por supuesto, el diploma ha acabado en la puerta de la nevera y hasta le he hecho fotos y se las he enviado por whatsapp a los abuelos y tíos!!!!!!

Como os dije en el post anterior, hay momentos de total felicidad y otros amargos, hay una de cal y otra de arena, pero de mí depende dejar que los buenos momentos pesen más que los malos. Como me decía ayer mi querida hermana, "aliméntate de las cosas buenas que te pasan, que son muchas, y sé feliz, no dejes que lo momentos más feos enturbien tu familia ni dejes que acaben con tu sonrisa". 

Gracias HERMANA. Hoy el post va dedicado a tí, por tu fuerza, por tu elegancia, por tu incondicionalidad. Te quiero mucho.

5 de noviembre de 2014

Conflicto de lealtades y el cansancio de sostener una manzana envenenada







Las semanas van pasando y poco a poco ya todos hemos cogido el ritmo del nuevo curso y el nuevo convenio. La vida en casa con "la peque" parece más armoniosa y se nota mucho que compartir de manera igualitaria el tiempo con mamá y papá (os recuerdo la peque viene dos días por semana a casa y fines de semana alternos) hace que pasemos menos tiempo sin vernos y los reencuentros ya son rutina, son más suaves, menos tensos, más cómodos para todos. Se nota el cariño entre los hermanos cuando están juntos y conmigo y con el padre. Crece nuestro día a día y con ello la sensación de familia.

A pesar de todo, la super-madre y ex parece que no ceja en su empeño de poner piedras en el camino y aprovecha cualquier oportunidad para desacreditar y ningunear a nuestra familia. Comentarios malos sobre mí llevan siendo habituales desde hace años y yo, ingenua de mí, pensaba que con el tiempo y el cariño se daría cuenta que yo quiero a "la peque", y que la cuido y la protejo y que ella no tiene nada que temer. Que su puesto no lo ocupa nadie, que respeto su figura de madre, y que no hay nada de malo (sino todo lo contrario pienso yo) en que en mi casa su hija se sienta querida y segura.

Lejos de mejorar, la situación se ha enquistado. Nos solemos encontrar en la puerta del colegio y nunca, nunca, responde a mis saludos o a "las buena tardes". La buena educación parece que no está entre los valores que quiere fomentar y prefiere quedar como la 'pobre mami que tiene que aguantar a la madrastra sonriente' que como una señora con buena educación. No permite que las hermanas hablen cuando nos encontramos en la puerta del colegio por la tarde y en las ocasiones en que le traigo alguna bolsa (por ejemplo la de gimnasia) ni siquiera me mira. Yo le doy el equipo de gimnasia que su hija debe llevar el lunes al cole sin afán de molestar, sino todo lo contrario, de facilitar la labor y normalizar la situación. Este año ha coincidido que la niña tiene gimnasia los lunes y por tanto la bolsa la intercambiamos en función de con quien está ese fin de semana.

Ante la propuesta del padre de comprar otro chándal, la super-madre se negó a comprarlo argumentado que no es problema y que no es necesario gastar dinero. Me parece perfecto, pero seamos coherentes. Cuando te damos la bolsa su padre o yo, al menos, podrías saludar y decir gracias, no? Tampoco cuesta tanto. Yo saludo cuando subo al bus, a la cajera del supermercado, a mi vecino del quinto. Vamos, lo típico en una sociedad civilizada. Pero no, ella quiere dejar patente un conflicto conmigo que no es tal, porque yo jamás, y digo bien, jamás, he tenido nada con ella. Conocí a mi marido cuando éste llevaba años separado y nunca he interferido en cuestiones vitales referentes a la niña (médicos, colegios, etc.).

Por seguir con el tema de la dichosa gimnasia, ella se suele "olvidar" la bolsa - y lo pongo con comillas porque me quedan dudas si lo hace por olvido o por tocar un poquito más la moral - y es la excusa perfecta para cruzar emails, whapsapps y llamadas con mi marido y acabar en la puerta de mi casa durante el fin de semana con la bolsa de gimnasia. Tampoco cuando llama a la puerta saluda y sólo se dirige a su hija, como si la persona que abriera la puerta (ya sea yo o el padre, aunque lo hace sobre todo conmigo) fuéramos invisibles.

Esta actitud de mala educación y de sostener un conflicto artificial hace mella en "la peque" quien desde hace años manifiesta un conflicto de lealtades. O al menos, así lo veo yo. El conflicto de lealtades se evidencia en miles de sutiles maneras, de comentarios aparentemente casuales, de silencios o "no me acuerdos", y, en ocasiones, de manera algo más patente.

Os cuento algunas anécdotas para que podáis tener una opinión propia y me digáis qué os parece.  

Los días que recojo yo a mi hija y su hermana, "la peque" me trata naturalmente, besos, abrazos, me cuenta las cosas del cole… sin embargo, los días que sabe que va su madre a recogerla ni siquiera se acerca a mí. Me saluda tímidamente con un dedito y una media sonrisa. A veces, ni eso. La semana pasada la madre (o la vecina que la recoge en ocasiones en lugar de su madre) no llegó puntual y "la peque" se quedó en el hall del cole esperando. Cuando yo salí con mi hija la vimos sentada en el sofá y nos acercamos a darle un beso.


"La peque": ¿y mi madre?

Yo: Pues no sé cariño

"La peque": ¿Hoy viene María (la vecina)?

Yo: Pues tampoco lo sé. Lo siento. ¿Quieres que nos quedemos aquí contigo mientras que llega? Así no estás sola.

"La peque": No, no…por favor, por favor, iros (e hizo con un gesto apartándonos con la mano) .

Yo: Bueno, pues vale. Vámonos hija que la hermana prefiere que nos vayamos.

Mi chiquitina: Pero ¿por qué?

Yo: Pues la verdad es que no lo sé, dije mirando a "la peque"

"La peque": (silencio)

Yo: ¿Algún día me  explicarás por qué?

"La peque": (más silencio)

Yo: Bueno cariño, pues no te molestamos más, nos vamos a casa. Hasta mañana.

No la culpo, aunque no puedo decir que no me dolió como una puñalada. Mi hija me miraba y me tuve  que contener las lágrimas para no añadir más tensión al asunto. La noche anterior habíamos estado jugando en la cama, riendo, y hoy…..como si no nada.

Yo creo que lo hace de manera casi inconsciente, no reflexiona sobre el tema, simplemente no quiere que su madre me vea, quiere evitar el supuesto  conflicto. Su padre, habló después con ella sobre esta situación, su respuesta…"no me di cuenta", "ni siquiera me acuerdo".

La última fue en Halloween. "La peque" disfruta yendo a las tiendas de disfraces y le encanta poder ir al cole disfrazada el día de Halloween. Quería ir de novia muerta de Jack Sparrow (es creativa, la niña a qué si!)  y (lo mejor) quería ir conmigo a comprar el disfraz!!! Genial! Me encanta la idea! Pero le recordé que lo tiene que hablar con su madre antes y si la parece bien pues entonces vamos una tarde de tiendas (me quería cubrir las espaldas y evitar un nuevo conflicto porque no es la primera vez que hacemos algo con la niña y luego la madre dice que no vale o que no le gustado lo que hemos comprado o la manualidad que hemos hecho y simplemente lo tira o compra otra cosa). Parece que la madre no tenía problema alguno. Fuimos a comprar el disfraz, reusamos un vestido del año pasado, compramos unas medias con calaveras, ratas negras de adornos, peluca negra, y una espada (por si acaso, aunque en casa de su madre tiene una). El gorro lo cogimos del disfrazar de pirata de mi niño que le trajimos de un viaje a Londres y es chulísimo. En casa decidimos que, ya que tenemos el mismo número de pie (es altísima con 9 años),  se pondría unas botas altas de piel mías. Lo probamos todo y le quedaba genial! Habló con su madre por teléfono y le contó todo el disfraz. Genial! A su madre le parece bien. Todo arreglado. Le cosí las ratas a modo de colgante y puse todo en una bolsa. Al día siguiente entregué a su madre la bolsa con el disfraz en la puerta del colegio. Ni siquiera saludó.

Más tarde yo estaba en casa sola con los dos pequeños y cuando bañaba al bebé oí el timbre. Saco al niño de la bañera con una toalla y al abrir la puerta allí estaban la peque y su madre. Me sorprendo porque nadie me había dicho que venían. Saludo y les invito a pasar. La madre no contesta, se queda apoyada en la pared, fuera de casa. "La peque" me devuelve las botas y me dice que ya no las necesita que su mami le ha comprado unas nuevas esa misma tarde. La espada de casa de su madre es pequeña y no le va bien con el disfraz. Va a su cuarto y coge la espada que compramos juntas. Se va. Me quedo con mi hijo en brazos aún mojado envuelto en la toalla mirando la situación, cierro la puerta. Ya lo ha vuelto a hacer. Cualquier cosa que viene de mí lo rechaza sin más.  Es increíble qué fijación tiene esta señora conmigo. "La peque", como si nada.

El papá habló con su hija tras la fiesta de Halloween una tarde tranquilamente. Parece que las botas me las devolvió porque su madre decía que olían mal y no quería que las llevara. Pero si son unas super botas de piel chulísimas y nuevas! Me quedo alucinada, dolida, frustrada.

Y así pasan los días, con una de cal y otra de arena. Con sentimientos encontrados, con momentos de total felicidad y momentos de amargura, de frustración. Hay días que me canso de luchar contra el papel de madrastra con la manzana envenenada, siempre en tela de juicio, siempre vista como una amenaza.

Y luego, pues luego viene lo inevitable. La pelea en casa con mi marido. Si os digo que lo quiero con toda mi alma me quedo corta. Estoy enamorada de este hombre y no puedo imaginar mi vida sin él. Adoro su compañía y sus manos, sus besos cálidos en el ascensor, su huevos pasados por agua para desayunar, que lleve la camiseta que le regalo con etiqueta y todo. Pero los menosprecios de su ex menoscaban mi frágil seguridad, amenazan el equilibrio entre nosotros, me desplazan a un segundo plano. Y exploto, lloro, me enfado. ¿Por qué lo consientes? ¿Por qué tengo que aguantarme? ¿Por qué tengo que ser yo siempre la civilizada? Porque tú eres una buena persona, porque eres una señora, porque hacemos lo correcto, porque es por el bien de la niña, porque ya se lo he dicho muchas veces y lo hace más aposta para molestarte …y me quiebro… todo eso ya lo sé pero por alguna razón no es suficiente, solamente pido respeto.

Ayer llegó, de nuevo, con los leotardos rotos (leotardos que vienen de casa de madre).


"La peque": ¿Me has comprado nuevos?

Yo: Si, cariño!

"La peque": Vale.

Y yo pienso "ya, pero no es mi responsabilidad, tu madre tiene la custodia, gana mucho dinero a costa de tu padre, te pone la ropa vieja y yo no tengo porque comprarte nada, ni estar pendiente de tus calcetines, lo hago porque te quiero, date cuenta, date cuenta mañana cuando tu madre vaya a buscarte al cole y lleves los leotardos nuevos y pases por delate de mí y no me saludes".

Pero no digo nada.

No soy la bruja de la manzana envenenada, pero si sigo así puede que al final me envenene con mi propia manzana y ya no quiera comprar disfraces ni calcetines.

¿Cómo lo lleváis vosotras? ¿Cómo afrontáis el día a día? ¿Veis conflicto de lealtades en los peques?

PD: Siento el tono amargo del post de hoy, pero …. hay días que no puedo más.