21 de noviembre de 2013

Yo también quiero cambiar el cuento


                                         en: https://www.verkami.com/projects/6828-erase-dos-veces#
 
Navegando por la red encontré hace poquito una iniciativa que me ha encantado. La encontré por casualidad, como se encuentran la mayor parte de las cosas en internet.
Se trata de un proyecto que quiere dar una segunda oportunidad a los cuentos de siempre. Como yo, son padres a los que nos les gustan los estereotipos que muchos cuentos plasman en su historia. No les gustan las princesas perezosas ni las madrastras malísimas. Quieren cambiar el cuento. Y en eso están. Han empezado su proyecto en Verkami una plataforma de crowdfunding y parece que les va muy bien.

Enhorabuena!! El proyecto ya está en marcha y los cuentos a punto de salir del horno.
¿No os parece una iniciativa preciosa? https://www.verkami.com/projects/6828-erase-dos-veces#
Animaros con un bonito y diferente regalo de reyes.

Yo no publico libros pero también quiero cambiar el cuento. Lo intento cada día que me levanto, con cada abrazo que doy, en cada cena, en cada sonrisa. Quiero que mis peques, biológicos o no, crezcan felices e iguales. Mi proyecto tiene también un poco crowdfunding porque no lo hago sola, tengo mis propios “mecenas”. Mi marido, mis padres, mi hermana, mis amigos apoyan este proyecto con mirada abierta, con su cariño, sin importarles lazos de sangre, sin hacer diferencias.

Gracias a Cuatro Tuercas por “Érase dos veces”, gracias a mis “mecenas” por hacer que mi cuento siga cambiando.  

20 de noviembre de 2013

Otro día para recordar: por la custodia compartida


 

Hoy muchas instituciones, colegios, mamis y papis celebran el día del niño. Un día por los derechos de los más pequeños en lo que no puedo menos que recordar que los niños tienen DERECHO a tener un PADRE y una MADRE.
La CUSTODIA COMPARTIDA es un DERECHO del menor a TENER PADRE Y MADRE. No se trata de la cuantía de la pensión, ni de quién peina mejor a la peque por la mañana, ni de quién tenga la casa más bonita, ni de quién se cree con más derecho a cuidar a los hijos. La custodia compartida es por y para el niño, para que pueda vivir feliz y seguro de que sus dos padres le quieren.
No les quitemos un derecho a nuestros hijos porque nuestra pareja haya fracasado. Nuestros hijos se merecen crecer con ambos padres.
No se trata de nosotros, se trata de ellos.
 

 

 

18 de noviembre de 2013

Colecho "interruptus"



Antes de vivir con la peque y de tener mis niños no tenía ni idea de qué era el colecho. He de admitir que ni siquiera había oído la palabra.
Para aquellos que no están puestos en los términos de los “conhijos” os lo cuento muy fácilmente. Es la práctica en la que los bebés y niños duermen con uno o con los dos padres. En algunas partes del mundo es bastante habitual y en nuestro país parece que se ha abierto un debate sobre las bondades e inconvenientes de esta práctica. Hay opiniones para todo, tantas como formas de crianza.
Yo la verdad es que lo tengo claro y no me da miedo quedar como una mami poco moderna. Los niños deben dormir en su propio espacio, en su habitación y en su camita. He leído bastante sobre el tema (autores pro y contra) y, además, tengo la evidencia empírica de mis propios niños.
En mi humilde opinión, si enseñas a los niños desde el principio que deben dormir en su cama y que no pasa nada porque estén solitos en su habitación  a oscuras (o en semioscuridad), simplemente no pasa nada. Mis hijos han aceptado este hecho desde que se “independizaron” a su habitación (ahora compartida por ambos) con 6 mesecitos. Aprendieron a estar seguros y dormir sin lloros, sin traumas. Aprendieron que los queremos muchísimo y que esa es su hora de sueño. Aprendieron que aunque mama y papá no estén en su habitación sino en el salón viendo la tele, leyendo, o haciendo cualquier otra cosa, no están solos. Y que estaremos ahí en cuanto nos llamen.
Mis hijos son una maravilla durmiendo. Y son felices. Y se sienten seguros. Y nosotros podemos hacer algo de vida de pareja, podemos disfrutar de nuestra cama, de nuestra intimidad y nuestro espacio. No voy a decir que es igual que cuando no teníamos niños, pero desde luego es mucho mejor que cuando los bebés dormían en nuestra habitación.
Esto ha permitido que mis peques se hayan quedado a dormir en casa de sus abuelos sin ningún problema mientras nosotros estábamos de viaje o algún que otro día con la babysitter mientas nosotros disfrutábamos de una teatro o un concierto. Para mí es una “win-win situation".
Mis niños saben dormir. Y dicho así parece poco, pero los papis y mamis cuyos hijo no duermen bien saben que el sueño es una de las cuestiones más importantes y que un hijo no duerma bien puede desquiciar a toda la familia.
Además, ¿habéis dormido alguna vez con niños? Os puedo decir que lejos de ser una imagen bucólica como las que nos venden las pelis es un auténtico martirio!!!
Echad un vistazo a este dibujo y decidme si no os sentís identificadosJ



El caso de “la peque” es curioso. Durante los cuatro años que convivo con ella siempre ha dormido en su cama. Ella tiene una habitación para ella sola y nunca ha tenido problemas para dormir. De hecho nunca ha dormido con nosotros, ni con su padre cuando yo no estoy ni comigo cuando su padre no está (cosa que ha ocurrido en escasísimas ocasiones). Duerme bien en hoteles, en casa de mis padres, en todas partes. Al menos cuando está con nosotros.
Lo que me asombra e incluso nos preocupa un poquito (y aquí meto a su padre porque a él también le tiene algo preocupado) es que cuando está con su madre es distinto. Entre semana lleva ya años durmiendo con su madre una parte importante de las noches. Es lo que yo llamo colecho interruptus.
No es que la madre de "la peque" sea una creyente del colecho, sino que empezó a ponerla en su cama porque, según ella, le daba calma y amor y acabó haciendo de esta práctica una costumbre que aún continua. Según “la peque” su madre lo hace porque la quiere mucho (¿y nosotros no la queremos porque duerme en su habitación?) y porque su cama en la otra casa, dice, que es pequeña e incómoda. Bueno, esos son sus argumentos y lo que nos llega a nosotros a través de “su versión” .
El caso es que su madre vincula amor, cuidado, preocupación a dormir juntas. Y claro pues a una niña de ocho años le encanta dormir junto a su mami.
Supongo que no tiene nada de malo si se realiza de manera coherente pero el tema es que en esta historia hay alguien más. El “novio de mama”. Cuando él está en casa, pues se acabó el colecho. La peque vuelve a su camita y su mami se va a dormir con su novio. Y aquí veo yo el problema. Ya pasó lo mismo con el novio anterior y “la peque” no quería que fuera a casa de madre mucho porque, claro, cambiaba su rutina… y le quitaba a su madre por la noche!!!!. “La peque” nunca aceptó del todo a ese novio. No podría afirmar que la razón fue el colecho interruptus, pero tengo claro que no ayudó a integrarle en la familia.
Ahora vuelve  a pasar lo mismo. “Si el novio de mama no está duermo con mi mami, si viene el novio, pues me voy a mi cuarto”. Si su madre vincula amor y colecho, ¿qué siente una niña cuando la mandas a su cama porque la tuya está ocupada? ¿siente que no la quieres? ¿siente que este novio le quita su espacio? ¿le da igual? ¿lo entiende? Yo no lo sé, pero me temo que debe doler. A mí, desde luego, me dolería.
“Colecho sí o colecho no” no es el debate, como siempre, el tema es coherencia si o coherencia no.


13 de noviembre de 2013

Boarding



Hace escasas horas que me ido y ya los echo de menos. Es increíble, pero es así.

Si ir al súper sin los niños es como tomarte el día libre, irte de viaje de trabajo con una maleta de mano y un libro es como estar de vacaciones.

He desayunado en el aeropuerto, mi cafelito manchado de siempre y unos donuts (porque me gustan y por eso de echar una mano a Panrico). Y ¿sabéis qué? Pues que ni he abierto el paquete. No había nadie en mi mesa peleando por el donut, ni llorando porque quiere un trozo más grande, ni zumo de naranja derramado por ahí. Mi desayuno ha sido tranquilo (esa ansiada tranquilidad que tanto añoro cuando me come la rutina loca del día a día)… tranquilo y aburrido!!!!. Aún llevo los donuts en el bolso, supongo que en algún momento me entrará la necesidad de subir mis niveles de azúcar y entones me pegaré un atracón :). 

Me río yo sola mientras espero a que embarque el vuelo. Llevo las manos metidas en los bolsillos del abrigo y toco una orquilla de Hello Kitty, una Polly Pocket descabezada, una toallita (antes húmeda) sucia y reseca y….lo que parece ser un caramelo medio chupado (ajjjj…está pegajoso!!!). En mi maleta llevo mi ordenador, un par de trajes de chaqueta y unos cuantos documentos aburridos que debería aprovechar para leer (en lugar de escribir en el blog!).

En el fondo me divierte esta combinación entre mami, madrastra y profesional. A veces parece difícil compaginarlo todo, pero si te apoya tu familia todo es posible.

Es verdad que les he dejado una nota sobre las actividades de los peques y sus rutinas que bien podría competir con la Biblia. Una nota (muy currada por cierto) que ha tenido como respuesta por parte de mi marido: “No te líes, cariño. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Qué se salten una actividad extraescolar…pues ya ves qué problema”. ¿Y por qué lo hago sabiendo que al final me van a llamar pesada?  Yo sé que estarán perfectamente sin mí. Y no lo hago porque no confíe en ellos ni porque piense que soy imprescindible, tan sólo lo hago porque es una ayuda. O eso creo. Tener las cosas organizadas hace la vida de todos más fácil.

Ya estoy llegando a mi destino y la azafata me insta amablemente a que apague el ordenador.
Estoy dispuesta a disfrutar de estos dos días de trabajo, de dos noches de hotel sin biberones de por medio y de algunas horitas de soledad. Ah! y espero aprender algo en el Congreso:)