"Mi
nombre es Sofía y perdona mi descaro por lo que a continuación voy a
contarte…"
Así empieza el email que ya hace tiempo recibí
de una mujer increíble, llena de fuerza y vida. Hace ya tiempo que prometí
contar su historia (¡con su permiso claro!), una historia tan conmovedora que
llevo meses buscándole las palabras adecuadas.
Sofia es discapacitada de nacimiento, nunca ha
podido llevar una vida de las que el resto llamamos "normal". Ella
dice en tono jocoso, soy "lo que ahora se empeñan en llamar persona de movilidad reducida". Su
vida ha transcurrido siempre de una manera loca a ojos de los demás. Una vida
de luchas y demostraciones, de idas y venidas, de aquis y allás. Ha conseguido
cuantas metas se proponía pero, pero, pero… siempre había un 'pero'. Un 'pero'
grande, incómodo, que nadie quería tratar, que la mantenía como una mujer
incompleta de alguna manera. No era una mujer -así con todas las letras- a los
ojos de nadie, ni de padres, ni de amigos hombres. Era como un ángel sin sexo.
Y digo era, porque un día, así, por casualidad,
como ocurren siempre las grandes cosas de la vida, encontró al que hoy es su
pareja, su "caballero valiente". Y así, sin más, comenzó su cuento de
hadas. Y su cuento de madrastras.
El "caballero valiente" dejó su vida
cómoda y tranquila, su vida "normal", para vivirla al lado de una
persona "con problemas". "Piénsalo bien", le decía ella.
"¿Que piense el qué? ", replicaba él. Y seguía a su lado, día tras
días, hospital tras hospital, recuperación tras recuperación.
Él dejó atrás muchas cosas por un futuro mejor.
Dejó una mujer a la que no amaba y una vida que no le satisfacía. Y le pidió
matrimonio, y Sofia se casó con su "caballero valiente" como una
princesa, como la princesa con la que nunca se atrevió a soñar.
Y la felicidad llevaba asociado el título de
madrastra. El "caballero valiente" tiene tres hijos a los que adora,
a los que ha enseñado que aunque no ame a su madre no los dejará nunca de amar
a ellos; que buscar la felicidad y el amor de verdad es a veces complicado,
pero que hay que ser honesto con uno mismo.
Así, Sofia, con su movilidad reducida y su
capacidad ilimitada de amar tiene una familia numerosa a la que cuida, apoya...
y por la que también sufre. Porque da igual qué tipo de madrastra seas, todas
tenemos una vida llena de interrogantes sobre nuestro papel, llena de dudas
sobre el reconocimiento y la valía que se nos da en el seno de esta nueva
familia. Porque todas lidiamos con una ex y super-madre que no nos pone la vida
fácil.
Sofia es un ejemplo a todos los niveles. Un
ejemplo de superación, de amor, de grandeza. Un espejo en el que mirarse.
¡Ánimo madrastra!, sabemos que tu
"movilidad reducida" no va a impedir que sigas caminando y
construyendo. Tu "caballero valiente" y sus peques tienen suerte de
haber encontrado "una princesa" de las de verdad, de las de los
cuentos de hadas.
Os dejo esta canción de Rozalen que a mí me da unas energías tremendas y
siempre, desde la primera vez que la escuché, me recuerda a la "Princesa
Sofia" de este cuento.
PD1: El
video muestra con la fuerza del baile la misma fuerza que tiene Sofia, aunque
ella no pueda bailar.
PD2: Su
nombre, como ya habréis podido imaginar, no es Sofia, pero es la princesa que
más le gusta a "mi chiquitina" y por eso, para nosotras, eres ¡la Princesa
Sofia!
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